sábado, 6 de septiembre de 2008

LA ILLA DES PORROS





La Illa des Porros forma parte de mi imaginario personal. A los diez años pasé un verano con mis padres en la residencia de "Educación y Descanso" de Can Picafort. Llorenç Vanrell, a la sazón párroco del lugar, nos llevó de visita a Son Real. Lo que vi entre las tumbas me impactó. Pero lo que más espoleó mi imaginación fue el Illot des Porros, a un centenar de metros de la tierra, con otras tumbas misteriosas a las que no podía llegar.

Lo que es el destino. Aquel lugar de quedó grabado en mi memoria. Y cuando regresé a Mallorca en los años 70, uno de mis primeros reportajes en 1976 fue sobre el lugar. Y por fin pude poner pie en el enigmático islote. Las cámaras eran impresionantes, con muros ciclópeos, escaleras talladas en la piedra, columnas. Una arquitectura simbólica que parecía más dedicada al culto que a enterramiento.

De vez en cuando llegaba nadando hasta allí. Y cuando tuve mi primer teléfono móvil, cogí una barca hinchable y me planté en el Illot. Quería hacer la primera llamada telefónica de la historia desde la Isla de los Puerros.

Desgraciadamente, tuve que vivir otra tirste exclusiva. Denuncair el destrozo absoluto que un temporal produjo en el 2003, arrasándolo todo. Recibí un mail de un lector y no podía creerlo. Me llegué nadando. De las magníficas cámaras, de las paredes y las columnas sólo quedaba un montón de piedras. Como dice la restauradora Margalida Munar: "Està perdut per sempre".

Esta foto recuerda la visita que hice a las excavaciones del Illot en 1996, con el arqueólogo Joan Santmartí explicándome alguno de los hallazgos.

Esto es historia.

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