
Este retrato pertenece al final de mi época existencialista. Era exactamente el 21 de diciembre de 1969. Aproveché una plataforma de cemento para poner mi firma y dejarme llevar por la inspiración más romántica.
Era un momento clave de mi vida, acababa de entrar en la Universidad. Y durante dos años andaría perdido sin saber hacia dónde dirigirme.
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